Mi mirada recorre, lánguida y triste, los rincones de lo que antaño fue mi hogar. Apenas un par de cosas quedan de aquellos días en que todo era color y alegría. Un suave morado inunda ahora mis ojos, montones de papeles se acumulan sobre el suelo reluciente y nuevo. Cada dibujo, cada recuerdo fue guardado en un cajón, o desechado por inútil. Ahora, sólo una cama recuerda que, antes de las obras, esto era mi cuarto.
Y así es como Cristina se queda flipando con la descripción de tu habitación. Me gusta tu forma de escribir *.*
ResponderEliminar